Construir es una actividad muy beneficiosa para la mente de los niños. Requiere concentración y paciencia y si además intentamos copiar y recrear un modelo ya dado, exige de capacidad de análisis.
Al tener que buscar entre piezas similiares se mejora la capacidad de observación, concentración y atención. Además, al construir intentando recrear algo ya visto, se ejercita la memoria visual, puesto que se debe tener un esquema previo de lo que se quiere construir.
Junto a la concentración y la memoria, la construcción con piezas también ayuda al niño a trabajar la motricidad fina de los dedos a través de la manipulación de las piezas y de los movimientos de pinzado.
Construir exige lógica y paciencia. Se puede jugar tanto en solitario como con varias personas, entre amigos o en familia. Además, no tiene idioma ya que de lo que se trata es de reconstruir una imagen.
A partir de los 5 años es el momento ideal para empezar a construir ya que estimula la concentración, la observación, su inteligencia espacial y a mantener despierto el interés de llegar al final.