En la última reseña de esta crónica intensa de las Escuelas Viajeras, felicitábamos a Diego, de Melilla, por sus grandes dotes interpretativas.
En las presentaciones de las diversas Comunidades, también hubo tiempo para el canto.
Y también para el imprescindible intercambio de regalos…
También entre el profesorado, coordinadores, monitores…
Después de tantos nervios y de tantas emociones, nada mejor que una buena cena compartida entre tod@s…
Quedaba todavía la última actividad de tan ajetreada semana. La visita nocturna al centro de Salamanca. Pero tod@s l@s alumn@s optaron más por la despedida y el llanto que por disfrutar de la enigmática y preciosa iluminación de la bella ciudad.
Ya tarde por la noche, el domingo, finalizaba la Escuela Viajera con las evaluaciones finales por parte del alumnado y el profesorado.