Una tarde, Pablo y sus amigos se fueron de excursión a una cabaña que se había hecho Pablo con su abuelo y que no estaba muy lejos del pueblo. Pablo se sabía mucho el camino y le dejaban ir solo.
Subiendo, Mario oyó un ruido en un arbusto y se asomó y vio una rana. Mario se la quedó mirando y la rana le saltó a la cara y se pegó un susto tan grande que se agarró a Javier y se cayeron al suelo, se mancharon la ropa y se pusieron perdidos de barro.
Javier se levantó muy rápido se resbaló y se volvió a caer. Mario se levantó con mucho cuidado para no volverse a caer y siguieron caminando riéndose del susto de la rana.
Cuando Javier, Mario y Adrián vieron la caseta se quedaron con la boca abierta nunca habían visto una caseta como esa: es fantástica ̣-dijo Adrián.
Entraron en la caseta y como había muchas cosas se pusieron a jugar los cuatro sin darse cuenta de que se estaba haciendo muy tarde…
JUAN, 5º