– ¿Y cómo se hace?
– Es muy fácil, mirad a Juan, ahora hay un duende que decide por él ¿Qué duende podría ser?
– Enfadón,…
– No, Gritón,…
– No, Rabietas,…
– No…
– De acuerdo, podría ser Gruñón. ¿Y cómo es?
– Aprieta las cejas.
– Y la boca.
– Suelta lágrimas y gritos.
– Y patadas si te acercas,… Y así fuimos dándole nombre, describiendo como era, pensando qué podía necesitar, por qué se adueñaba de nosotros, cuándo ocurría eso, qué podíamos o debíamos hacer para ser sus amigos y amigas y poder pedirle que entrara de nuevo en nuestro interior y nos dejara tomar las decisiones a “nosotros” o “nosotras”. Una niña propuso que además de dibujarlos y de escribir toda la información de los duendes podíamos hacerlos en plastilina. Qué bien están quedando nuestros nuevos “amigos”. Otros y otras comenzaron a nombrar muchos duendes que se les ocurrían: Incordión, Glotón, Tristón, Gritón, Alegre, Risueño, Hambriento,… Ahora toca diferenciar los duendes “de verdad” de otras cosas de nuestro cuerpo o nuestra cabecita que también buscan sus parcelas de poder, pero que no son tan fuertes o que tienen más que ver con nuestras necesidades fisiológicas y menos con los estados emocionales… LA MÚSICA Igual que los “duendes” toman el mando de nuestra vida en determinados momentos, también les ocurre lo mismo a los músicos y, de hecho, seguramente son esos duendes los que han inspirado su música y les han guiado para escribirla o interpretarla, así que ¿por qué no continuar el juego identificando los duendes que hay tras un trocito de música o que “han ayudado” a esos músicos en su obra? ¿por qué no movernos en el aula siguiendo a esos duendes escondidos en los sonidos? En algún sitio he oído “ese músico tiene duende”. Así que nos hemos puesto manos a la obra, a conocer la vida de algunos músicos como Beethoven y sus duendes. Saber que les pasó, como les ayudaban esos duendes en sus composiciones y por supuesto, la mejor manera es abrir nuestros oídos, que son como unas ventanas por donde a veces se cuelan algunos duendes si les dejamos entrar, y que viajando montados en la música llegan hasta nosotros, y se divierten corriendo por dentro de nuestro cuerpo de arriba para abajo… LA PLÁSTICA Y si eso ocurre con la música y con los duendes que llevamos dentro, ¿por qué no dejarnos llevar por ellos para pintar o dibujar utilizando la música, o para convertirlos en muñequitos de plastilina, o para hacer un mural, o…? Continuará… pero mientras tanto aquí tienes una pequeña galería de “duendes”:
Dormilón
Feliz
Enfadón
Llorón
Comilón
Sabelotodo
Los duendes que llevamos dentro
Me parede fantástico el proyecto, me encantarñia saber más, si continuais haciendolo, si habeos añadico más….Ojala se hiciera en más escuelas y se tuviera mas encienta desde la legislación la Educación Emocional
Manual de monstruos domésticos
Hola,
Acabo de verlo y me encanta, escribo este post porque tengo un libro de Stanislav Marijanovic que se asemeja mucho a esta propuesta que se llama “Manual de mostruos domésticos”
Pensé que les podría gustar saberlo.
Gracias por compartir.
Un saludo,
Mar