Había una vez en un pueblo lejano una bruja llamada Luberta, pero la llamaban Lube. Lube tenía un gato negro que era su compañero. A Lube le encantaba el regaliz y al gato, que se llamaba Roqui, le encantaba morder los zapatos de Lube, un zapato en especial, era rojo con cuadraditos verdes.
Un día Lube fue a dar un paseo un bosque con Roqui. Iban tranquilos cuando oyeron un ruido muy extraño, algo se movía en los matorrales. Era una mariposa, Roqui la siguió y sin darse cuenta se cayó al río. Lube no sabía que hacer porque Roque tampoco sabía nadar, al fin se le ocurrió hacer un hechizo de elevación y dijo:
– ¡Badabín, badabán!
Lo consiguió y lo elevó, pero sin querer lo soltó, pero como los gatos siempre caen de pie, no le pasó nada. Cuando se recuperó le dio un abrazo y juntos cruzaron el río.
Caminando, caminando llegaron a una cueva oscura, tenebrosa y sucia, con muchas telarañas, y de nuevo Roqui se escapó hacia dentro. Aunque a Lube le daba mucho miedo le siguió. Ya estaban en la mitad de la cueva cuando oyeron una voz que les decía:
– Sólo si derrotáis al gran dragón de la cueva os dejaré salir.
Poco a poco fue viéndose la silueta de una persona muy alta y flacucha con un gorro en la cabeza de color blanco y una linterna en su gorra, al fin reconocieron quien era, era el malvado Estarli.
– Así que eres tu Estarli- dijo Lube.
– Si he sido yo el que ha hecho que tú gato se cayera al río y el que os ha hecho venir aquí para luchar con el gran dragón de la cueva.- dijo Estarli.
– Pues vale lucharemos contra ti y si ganamos nos dejas ir a casa tranquilos y sanos, pero si no ganamos somos tus esclavos para siempre- dijo Lube muy convencida.
– Trato hecho y recuerda que un trato es un trato- dijo Estarli llevándoles a la habitación donde estaba el dragón.
El combate empezó y a los dos segundos se acabó. El dragón tenía tanto miedo a los gatos que se había desmayado.
Estarli cumplió y los llevó a casa en un pispás y justo llegaron a la hora de cenar.
CARLA 6º