En la propuesta para el debate que hace el MEC reconoce la importancia de la tutoría y plantea soluciones, algunas de sentido común y otras novedosas, como la tutoría por pares o de mentores.
Los problemas más destacados relacionados con la tutoría son: el tiempo dedicado a la misma, los horarios, la necesidad de una formación específica y el reconocimiento de la figura del profesor-tutor.
El tiempo del que disponen los tutores para esa función resulta escaso. En Educación Infantil y Primaria el profesorado cuenta con la ventaja de estar bastantes horas con los niños. Esto posibilita un mayor conocimiento del alumnado y trabajar aspectos como: relaciones interpersonales, participación en clase, etc. Sin embargo, no hay tiempo, o es insuficiente, para tutorías individuales con alumnos o para llevar a cabo un trabajo conjunto con las familias. Hay determinados chicos que presentan unas características personales o de conducta, que requieren un trabajo continuado del tutor con las familias. Además existen alumnos de familias desestructuradas o con dificultades económicas, con los que se precisa la coordinación con otro tipo de servicios.
También se necesita adecuar los horarios de las tutorías. Esto implica flexibilidad por parte del profesorado y que desde los centros de trabajo de los padres y madres, se considere un derecho y se facilite la asistencia a las mismas.
Los problemas descritos son extensibles a Secundaria, si bien aquí, la situación es más grave. Muchos tutores sólo están con sus alumnos tutorizados cuatro horas a la semana, lo cual impide que puedan ejercer algunas de las labores tutoriales. Se requiere arbitrar medidas para que el profesor-tutor pueda estar más tiempo con su grupo de referencia y que tutorice a menos alumnos, lo cual supondría aumentar el número de tutores.
En relación con la formación de los tutores, corresponde a la Administración educativa organizar una formación inicial y permanente, en las que se contemplen cuestiones como: dinámicas de grupos, resolución de problemas, educación emocional o autoestima. También los padres y madres requieren formación, pues se detectan en los chicos problemas en aspectos como: límites, sobreprotección o responsabilidad.
Por último, planteo la necesidad de que el profesorado en general y los tutores en particular, gocen de un mayor reconocimiento. Para eso es preciso que el propio profesorado se considere valioso; que los padres y las madres vivan a los educadores como aliados y viceversa, y trabajar en la misma dirección. A la Administración le corresponde cuidar de sus trabajadores, procurando que estén en las mejores condiciones.
Reconocer la importancia de la tutoría sobre el papel, no es una novedad, ya que así se ha ido recogiendo en las diferentes leyes y normativas anteriores. Espero que haya llegado el momento en el que las autoridades educativas le otorguen a la tutoría, en la práctica, un lugar relevante.