Un mismo Sol para tod@s

Esta tarde, en el cole de Sahún, hemos tenido una charla sobre el conflicto de Siria y los campos de refugiados gracias a Irma, la mamá de Edurne e Inaué, y Cristina, una amiga que marchará el lunes a Grecia para ayudar a los refugiados del campo de Katsika, donde ya están Alicia, la mamá de Iker y Asier, Javier, de Castejón de Sos, Montse, de Benasque, y donde pronto irá Gabi.

Primero nos han contado el cuento “Un mismo sol para tod@s” de “Ayuda para los refugiados” de Zaragoza:

y hemos estado hablando sobre el conflicto de Siria.

Luego nos han enseñado como es un campo de refugiados como el que están ayudando las personas de nuestro valle.

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Muchas de las imágenes de como es el campo de refugiados y lo que están haciendo allí lo podéis ver en el blog que publican: katsikas2016

Y luego hemos dedicado el resto del tiempo a preparar dibujos, frases de ánimo, caretas de cartón, juegos como ajedreces o tres en raya para enviarlos con Cristina a las niñas y niños de Katsikas.

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Sabemos que nuestra ayuda quizás sea mínima, pero nos parece importante participar y comprobar que también desde un pequeño valle del Pirineo podemos ayudar a mejorar la situación de las niñas y niños de otras partes del mundo que necesitan no sentirse solos dándoles cariño. Y también sabemos que, por mínima que sea, es necesaria, como nos cuentan en una vieja historia, “La niña que salvaba a las estrellas de mar”:

Cierto día, caminando por la playa, reparé en una niña que se agachaba a cada momento, recogía algo de la arena y lo lanzaba a la mar. Hacía lo mismo una y otra vez.

Tan pronto como me aproximé, me di cuenta de que lo que la niña agarraba eran estrellas de mar que las olas depositaban en la arena, y una a una, las arrojaba de nuevo al mar.

Intrigado, le pregunté sobre lo que estaba haciendo, y la niña me respondió:

– Estoy lanzando estas estrellas marinas nuevamente al océano. Como ves, la marea baja y estas estrellas han quedado en la orilla. Si no las arrojo al mar, morirán aquí por falta de oxígeno.

– Entiendo -le dije-, pero debe haber miles de estrellas de mar sobre la playa. No puedes lanzarlas todas. Son demasiadas y quizás no te des cuenta de que esto sucede seguramente en cientos de playas a lo largo de la costa. ¿No estás haciendo algo que no tiene sentido?

La niña sonrió, se inclinó y tomó una estrella marina, y mientras la lanzaba al mar, me respondió:

– “Para ésta sí lo tuvo”.

Gracias Irma y Cristina por vuestra visita y vuestro compromiso 😉

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