APRENDER SIN LIBROS DE TEXTO

Miguel Calvo Soto, maestro de E. Infantil y Primaria del colegio de Villanueva de Sijena (Huesca), comprometido con la renovación pedagógica y la escuela y “casi todo” de lo que de ella emana, nos cuenta en una entrevista de la revista “Al Recreo”[[Revista de la Federación Aragonesa de Sindicatos de Enseñanza de CGT de Aragón, en su número de Enero de 2004.]] como ve la escuela, los libros de texto, y nuestro papel en esta “historia”. Lo que viene a continuación sólo es una parte de la misma, pero, pienso, suficiente para reflexionar sobre todo ello.

“…

El libro de texto, ¿en qué medida ayuda y en qué medida limita la tarea de los docentes?

El libro de texto tiene un objetivo claro: vender. No está pensado para que el alumnado aprenda sino para que el profesorado y las familias lo consuman. A ese propósito, responden los continuos cambios, mínimos, que obligan a la sustitución: negocio.

Fuera del contexto escolar no existe ese tipo de libros. Cuando se acabe el período de escolarización reglado necesitarán consultar otro tipo de materiales: “los de verdad”. Leerán literatura y no una recopilación de textos o fragmentos de escrito. Consultarán en materiales monográficos, manuales, memorias, recetarios,… y no en una obra acumulación de temas supuestamente adaptados a la competencia del lector. En todo caso, buscarán información en una enciclopedia y no en un libro de texto, a menos que sea para ayudar a las tareas escolares de sus hijas o hijos. Buscarán expertos y especialistas que le puedan aconsejar. Echarán mano a materiales diversos, mapas, planos, encuestas, cuestionarios, formularios, documentos de diversas índoles,… y a las modernas tecnologías.

Cuando estamos formándonos, necesitamos aprender a usar esa diversidad de materiales y recursos en vez de la simplicidad de un libro exclusivamente escolar. El libro de texto obliga a hacer a todos lo mismo y a la vez, incluido el profesor o profesora; no tiene cabida lo cotidiano, la importancia de lo que nos rodea, los sucesos imprevistos, la experiencia vital de cada niña, de cada niño,… no parte del conocimiento previo del alumnado, ni está diseñado para aprender entre iguales, no tiene en cuenta los distintos estilos y ritmos de aprendizaje.

El defender que depende del uso que el profesorado haga del mismo, yo lo veo como una verdad a medias; la presión social por “el que se acaben los libros” tiene un peso tan grande que, en la práctica, el libro de texto se convierte en el auténtico dueño de la clase. La única ventaja está en la comodidad para el profesorado, en las clases uniformes y, si acaso, que se trata del único libro que entra en algunos hogares, pero eso tiene otras vías muy distintas de solución.

¿Cómo ves la escuela en estos momentos en cuanto a la posibilidad de que sea un instrumento de cambio social?

En estos momentos me coges un poco escéptico. No tenemos soluciones mágicas, los cambios requieren procesos muy complejos y creo que necesitan combinarse muchas actuaciones desde muchos frentes como para que se tenga eficacia en un cambio social. Esto no me sirve como excusa para dejar de hacer lo que se puede hacer y me viene a la memoria un poema de Gloria Fuertes:


Hay que decir lo que hay que decir pronto,

de pronto,

visceral

del tronco,

con las menos palabras posibles,

que sean posibles los imposibles,

hay que hablar poco y decir mucho.

Hay que hacer mucho

y que nos parezca poco:

arrancar el gatillo a las armas,

por ejemplo.

Además de trabajar para arrancar el gatillo a alguna de las armas de nuestro alrededor, podemos colaborar en la confortabilidad del entorno, y no me estoy refiriendo al bienestar físico sólo. Podemos entender la educación como tarea compartida permanente en la que la sociedad entera tiene responsabilidades y que podemos colaborar en esa participación. Podemos provocar la necesidad de comprometernos con la vida y con la riqueza multicultural de la sociedad de la que formamos parte, ayudar a adquirir recursos que nos permitan hacerlo con garantías de éxito. Podemos participar activamente en el desarrollo personal de todas y cada una de las personas a nuestro cargo, aportándoles una nota discordante que les permita vislumbrar otros senderos por los que transitar en busca de horizontes con menos sufrimiento.

…”

4 comentarios sobre «APRENDER SIN LIBROS DE TEXTO»

  1. > Aprender sin libros de texto
    Es muy cierto, porque hay muchos niños que a la hora del estudio o del examen solo memorizan y no aprenden y mucho menos entienden.

  2. > APRENDER SIN LIBROS DE TEXTO
    Este año soy también, el Maestro de Formación Básica de un Programa de Cualificación Profesional Inicial (PCPI), y me las estoy buscando, entre otras cosas, porque no contamos con libros de texto específicos. Estoy preparando materiales para el día a día, a veces, no dan el resultado esperado para mi exasperación; pero creo que mis alumnos también “aprenden” de esos fracasillos que tan a menudo van a encontrar en su experiencia con el entorno. Tabajar sin libro de texto específico, exige una gran dosis de capacidad organizativa y creadora. Si realmente vives lo que haces, -Paco Rabal sintetizaba:”que bien se está, cuando se está bien”-, disfrutarás con ello y los curricula seguro que los cumplirás, aunque seguro que alguien habrá que en duda te los ponga, por muy alto que hayas puesto el listón. Los libros de texto deben ser la guía no la respuesta. Felicidades.Seguimos en contacto

  3. > APRENDER SIN LIBROS DE TEXTO
    Estoy completamente de acuerdo. Los libros se adueñan de la clase. Sólo se aprenden las palabras muertas que están en ellos, se memorizan y eso es el aprendizaje. Nada se queda en el aire.

  4. Qué usamos entonces
    en necesario dejar de utilizar libros de texto mas la pregunta es que vamos a utiliar entonces
    libros digitales,
    bibliotecas offline,
    internet..?

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